*2021 Julio. Zarpamos de nuevo
2021-07-11Ya está decidido quién va a reparar, solo tenemos que esperar hasta el viernes para reemplazar nuestro estay y reparar nuestro enrollador de génoa. The Lefkada Waypoint Company llevará a cabo el trabajo.. Tenemos toda la semana por delante, asi que seguimos disfrutando del buen tiempo y del mar sin alejarnos demasiado de Lefkada.
Paramos en el pequeño pueblo de Mytika. Fondeamos frente al puerto, porque el interior no admite más de 6 embarcaciones. Aprovechamos para dar un paseo por la extensa playa que bordea la bahía (con zapatos obviamente). Por la noche cenamos en una taberna junto al mar, en la que no hay un solo turista (aparte de nosotros).
El lunes bajamos a visitar el pueblo. Evidentemente, este no es un lugar que se gane la vida con el turismo, o no solo con ellos como otros lugares que visitamos antes, este es más típico. Nos sentamos en la mesa de una taberna en la calle y observamos la vida local.
Por la noche cenamos a bordo con el magnífico besugo comprado ayer a la pescadería de Palairos, que Mer cocinó al horno: ¡Delicioso!
El lunes recibimos una llamada telefónica, Pierre Gaffori y Arénie quienes están de vacaciones en la región. Han alquilado un velero y viajan de isla en isla. Quedamos en reunimos con ellos en el puerto de la isla de Kalamos para pasar la noche juntos.
Georges, el encargado del puerto y también dueño de la taberna local organiza perfectamente el lugar de cada barco dentro del puerto y los fondeos con una eficacia impresionante. Obviamente a las 21 horas cenaremos en su taverna.
El miércoles, después de desearles unas buenas vacaciones a nuestros amigos, nos vamos a bañar en la playa de Agrapidia, no lejos del puerto, aguas cristalinas de color turquesa hacen de la bahía un hermoso lugar.
Al final del día nos trasladamos a una playa más salvaje, Woods Bay, para pasar la noche allí.
Es jueves, el último día antes de nuestro regreso a Lefkada. Nos acercamos a nuestro destino y fondearemos en Bathyabali. Es de noche, no hay más música y el lugar ha recuperado todo su encanto.
El viernes por la mañana nos dirigimos al puerto deportivo de Lefkada. A la llegada hay que tener paciencia porque no hay sitio para nosotros. Alrededor de las 12 del mediodía podemos desplazarnos al área técnica de la marina para realizar nuestra reparación. Llegamos, no hay nadie esperando. Nos preguntamos, alguien vendrá ¿?
Una vez amarrados, llegan tres furgonetas Waypoint, se bajan cinco personas y comienza el trabajo. Un momento después, llega Lezas Spiros, nuestro experto, con quien Mer ha hablado todos los días desde nuestro incidente y nos ha dado muy buenos consejos, para comprobar el daño y seguir la reparación.
En menos de 4 horas, el equipo retiró todo, preparó un nuevo estay, volvió a montar todo y colocó el mástil. Fueron de una profesionalidad que nos sorprendió mucho. Los recomendamos.
Por la noche finalmente nos asignan un lugar en la Marina Lefkas. El personal no es muy amable y las chicas de la oficina obviamente no están al servicio de los navegantes, pero el barco está bien instalado. Y tenemos derecho a una puesta de sol muy hermosa.
Sábado por la mañana, estamos listos para partir, no tenemos más Génoa porque está demasiado dañado para ser reparado, pero todavía tenemos el foque.
Nos dirigimos a Lakka al norte de Paxos. Fuimos allí en mayo, los primeros días luego de que suprimieran el confinamiento. Había muy pocos barcos en la bahía y el pueblo estaba medio muerto, sin turistas y con solo 2 o 3 restaurantes abiertos. Son las 5 p.m. nos acercamos y comenzamos a ver unos mástiles en la entrada de la bahia. Finalmente llegamos y qué sorpresa, ¡hay al menos 100 barcos fondeados ! También hay otro Bordeaux 60.
Damos la vuelta y tomamos la decisión de meternos en un pequeño agujero con una línea de amarre a tierra (una gran primicia para nosotros). Una vez que el ancla está debidamente enganchada, Mer con su paddle lleva un cabo de amarre a una roca para atarlo. La operación no es tan simple porque la roca es agresiva y la cuerda muy pesada. Finalmente, después de 10 minutos, la operación sale bien: podemos bajar a tierra.
El pueblo no se parece en nada a lo que vivimos hace dos meses. Todo está abierto, los restaurantes están llenos, las boutiques de moda han florecido y los turistas están ahí: ¡Qué animación!
Después de la cena, nos preparamos para continuar mañana nuestra travesia hacia el norte.